Clase Abierta: El Teatro y su Rol en la Enseñanza
El sábado 28 de noviembre finalizó con una Clase Abierta, el curso práctico de formación didáctica: El teatro y su rol en la enseñanza.
El proyecto surgió a partir de la necesidad de establecer un espacio lúdico-teatral de reflexión pedagógica y didáctica, destinado a los docentes de nivel medio y superior de la región. La propuesta se estableció como una búsqueda constante de herramientas que faciliten el intercambio productivo de saberes y experiencias, además de posicionar al docente en el lugar adecuado para reconocer y desarrollar la sensibilización corporal, la creatividad vocal, el control del espacio, la relajación, la concentración y la comunicación.
A su vez, la Didáctica se presentó como la disciplina que responde a preguntas tales como: qué, cuándo y cómo enseñar. Las respuestas a estas inquietudes variaron según los contextos educativos de los cuales provenían los participantes, sin embargo todas ellas funcionaron como una guía para regular y orientar, justificar y legitimar todo el proceso de enseñanza.
En pocas palabras, se buscó que el teatro se establezca como el nexo interpretativo entre las experiencias de los profesores-participantes a la hora de enseñar, sus preocupaciones y necesidades con las herramientas que propicia el teatro. “Es así como la teoría y la práctica se entremezclaron de tal manera durante todas las clase, que el conocimiento se percibió espontáneo, propio y abierto”, comentó Carolina Sager, docente del curso.
Desde el inicio los participantes manifestaron predisposición e interés en la temática, y a lo largo de los ejercicios se percibió con mayor fuerza la intención de aprehender las conexiones existentes entre las artes escénicas y el hecho educativo. Tanto el trabajo práctico llevado a cabo durante los encuentros, como los exámenes finales, manifestaron un nivel de compromiso indispensable para la situación actual de nuestro sistema educativo, ya sea medio como superior.
El crecimiento personal de cada uno de los participantes, la creatividad, el trabajo en grupo y las habilidades intelectuales, afectivas y sociales también tuvieron su lugar de relevancia. Ya que “un docente que conoce su cuerpo, maneja su voz, abre sus sentidos y no teme al ridículo es una persona preparada para afrontar el desafío que implica la enseñanza”, afirmó la Prof. Sager.
El espacio que brinda un taller de teatro permite al docente vivenciar experiencias desacostumbradas pero muy gratificantes donde adquieren un valor desconocido las miradas, los gestos, las acciones, descubriendo y redescubriendo al Otro.
Al optar por vivir emociones diferentes, el docente profundizará los lazos afectivos con sus alumnos que descubrirán en él a una persona más participativa y auténtica.
El teatro con sus juegos de roles, los cuales pueden variar de una obra a otra, ayuda a la comunicación intergrupal, brindándole a cada integrante la posibilidad de cambiar de posturas, jerarquías y al mismo tiempo proporciona una actitud de empatía, ya que hay que tener o desarrollar la capacidad de comprender los sentimientos, necesidades y deseos del otro para ponerse en su lugar.
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