Durante la década del 60, el crecimiento industrial de Argentina transformó a San Nicolás en un polo industrial. Como consecuencia de ello, aumentó la necesidad de mano de obra calificada y profesionales que pudieran acompañar tal desarrollo y favorecerlo. Es así, que un grupo de entidades intermedias y vecinos de la ciudad comenzaron a gestionar la creación de una institución de educación superior para cubrir esta demanda.
El Doctor Ricardo Fernández Irujo, ilustre vecino de San Nicolás, era entonces Diputado Nacional y de su mano se promulgó el 30 de octubre de 1961 la Ley Nº 15.997 que creaba la denominada Facultad del Norte de la Provincia de Buenos Aires. Luego se transformaría en la actual Facultad Regional San Nicolás.
La principal demanda se centraba en ingenieros metalúrgicos, eléctricos y mecánicos y con estas especialidades se inició el dictado de clases en las aulas de la actual EET Nº 2 y la Escuela Nº 6 de nuestra ciudad.
En ese entonces, los principales objetivos de esta Casa eran la graduación de los primeros ingenieros y la construcción de un edificio propio.
Hoy, sobre un terreno cedido por la Administración Nacional de Puertos, contamos con espacios equipados para desarrollar todas las actividades propias de una Casa de Altos Estudios y nos seguimos expandiendo.
Hoy, el objetivo y las exigencias del mercado implican la formación de profesionales capacitados tanto técnica como actitudinalmente, con habilidades para el trabajo en equipo, la innovación y el uso de la creatividad.
Hoy, la Facultad Regional San Nicolás, no sólo es un lugar donde se transmite conocimiento, sino que también se genera; gracias al trabajo y los desarrollos de los grupos de investigación.
Hoy, nuestra oferta académica incluye además de las carreras de grado, las tecnicaturas, los ciclos de licenciatura y los postgrados junto con los cursos de capacitación dirigidos a la comunidad.
Hoy, existe una relación estrecha entre los sectores productivos y de servicios, gracias a las actividades de vinculación.
Hoy, más que nunca, esta Casa emerge en la Comunidad que la alberga como centro de expresión artística y cultural, donde artistas locales e instituciones sociales encuentran un espacio para desarrollar actividades.
Hoy, nuestra Voluntad de Cambio, nos ha transformado en una
Facultad PARA CRECER.
Por todo esto, quiero expresar mi agradecimiento a toda la Comunidad Universitaria que con su trabajo diario hace posible nuestro crecimiento constante y a la Comunidad Nicoleña por permitirnos hacer lo que mejor sabemos hacer… EDUCAR.
Ing. Haroldo T. Avetta
Decano