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Encuentro sobre las relaciones entre generaciones


La Facultad Regional San Nicolás está realizando actividades en función de trabajar las relaciones intergeneracionales ya que ellas favorecen la transmisión e intercambio de conocimientos, competencias y valores entre generaciones. Además, posibilitan el enriquecimiento personal y grupal, contribuyendo a la integración institucional de la Facultad Regional San Nicolás, especialmente entre los alumnos de distintas edades. 

El deseo de la iniciativa institucional emprendida por la Secretaría de Extensión Universitaria es impulsar experiencias intergeneracionales en la comunidad de San Nicolás, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.

Resumen de la charla-encuentro

El miércoles 31 de mayo, en el Salón Azul de la Facultad Regional San Nicolás, se realizó el encuentro-debate “¿Qué importancia tienen las relaciones intergeneracionales? Construyendo interacciones entre diferentes generaciones”, y fue un evento conjunto del Programa Universidad Abierta Para Adultos Mayores (PUAPAM), el Centro de Estudiantes de la FRSN y el Centro Cultural FRSN. Esta fue la primera actividad del año dentro del programa establecido e intentó construir un espacio de análisis y encuentro entre distintas generaciones. En esta oportunidad el disertante invitado fue Monseñor Hugo N. Santiago, Obispo de la Diócesis de San Nicolás. “Necesidad de las relaciones intergeneracionales”, fue el título de su exposición. 

Dentro de su exposición Monseñor abordó muchos temas. Por ejemplo: madurar espiritualmente toda la vida; proceso humano de maduración; la dinámica de crecimiento por etapas; lo que nos hace crecer; jóvenes y la necesidad de asumir espiritualmente su nueva identidad; la mediana edad; convertir la experiencia en sabiduría; la entrega del propio trabajo, entre otros. Santiago recorrió las distintas etapas de la vida señalando características propias del ser joven y del ser adulto mayor para brindar una profunda comprensión del concepto de intergeneracionalidad. “El crecimiento humano comienza con el nacimiento y tiene que penetrar en el tejido humano a través de la inteligencia, la voluntad y el corazón. Es un proceso único en cada persona y se ve afectado por los estímulos externos e internos. El crecimiento no es lineal ascendente, sino que hay momentos de meseta, otros de búsqueda, otros de entusiasmo (…) Hay que estar dispuesto a aprender de la vida, aprender a sacar lo bueno de lo que me pasa, leer en los desafíos “qué puedo aprender”. Tener una actitud de “aprender del otro” e integrar positivamente todo lo que sucede.” – expresó.

“El motor es la esperanza para llegar a la meta que cada uno se propone. La esperanza es un don, pero también una tarea: hay que trabajar para lograrla.” – fue una de sus frases más contundentes y motivadoras.

Sobre la juventud y el adulto mayor

”La juventud es muy valorada y cuesta dejar hábitos juveniles que no coinciden con la vocación. Lleva en sí los valores (esperanza, amistad y fragilidades, inconstancias, inestabilidad de ánimo, etc.) El desafío es aprender el lenguaje del amor humano en una realidad que hoy es confrontativa y acusadora.”

Y agrega, el hombre mayor ama profundamente su trabajo. Se siente “alguien” en su ejercicio y “desnudo” sin él. Y sin embargo está llamado a convertir este duelo, convirtiendo el despojo en entrega. Entregar en manos de las generaciones siguientes lo que él labró y trabajó. Esto incluye que el hombre asuma con discernimiento, tareas auxiliares: cuidar los nietos, realizar servicios humildes, etc.”

Para más información y/o solicitar un resumen de la charla escribir a: puapam@frsn.utn.edu.ar
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